Historia

Celebrada por vez primera en 1246 en la diócesis de Lieja, no alcanzaría popularidad hasta 1263 cuando en la localidad italiana de Bolsena ocurrió un hecho milagroso: mientras el sacerdote oficiaba la misa brotó sangre de la hostia consagrada. El papa Urbano IV la instituyó como fiesta de la Iglesia en 1268 y en 1311 Clemente V dará las directrices definitivas para la organización de la procesión dentro de los muros de los templos. Hasta el siglo XV los cortejos no saldrán del recinto de las iglesias. La primera procesión exterior documentada se celebró en tiempos de Nicolás V por las calles de Roma.

Alfoz de Béjar en el s. XIV, publicado en Béjar en Madrid (1919). De la colección de David Hernández.

En Béjar el primer testimonio que conocemos acerca del Corpus se recoge en la Regla del Cabildo Eclesiástico de 1476. En éste se describe el orden de los clérigos en la procesión, la obligación de asistir a ella y el recorrido de la misma, desde la parroquia de El Salvador hasta La Corredera y de ahí por San Juan hasta la plaza Mayor. En todo caso, Diego López de Zúñiga, señor de Béjar, pide al papa Benedicto XIII el patronato sobre la procesión, solicitud que le fue concedida para él y sus descendientes en 1423. Tal privilegio obligaba a la asistencia a los actos a los eclesiásticos de Villa y Tierra, a las autoridades civiles y a los gremios, a los representantes ducales y al Cabildo Eclesiástico bajo penas pecuniarias. La procesión y sus actos festivos fueron perfilándose a lo largo del siglo XV y sobre todo el siglo XVI. Por ejemplo, se exigió a las parroquias de Villa y Tierra acudir con sus cruces procesionales y sus cruces de guion, más de treinta, además de que cada sacerdote y fraile del convento de San Francisco participante debería vestir con los ternos y capas pluviales más ricos. En 1584 Gregorio XIII confirmó el patronato de la Casa Ducal con otra bula a la que se añadió una más debida al mismo Pontífice por la cual se exigía que los arciprestes y curas debían asistir a la procesión después de celebrar sus oficios. Sixto V confirma lo anterior en una nueva bula expedida en 1586 y con otra más en 1587 en la que ordena trasladar el Corpus al domingo en los pueblos, dado que todos los sacerdotes debían concurrir a la celebración del Jueves del Corpus a Béjar.

Cada estamento lucía su esplendor y su poder en esta fiesta tan relevante en el calendario litúrgico bejarano. La Casa Ducal, el Concejo junto a los gremios y el Cabildo Eclesiástico pugnaban por demostrar su pujanza exhibiendo elementos de orfebrería y vestiduras litúrgicas, alzando altares y arquitectura efímera, introduciendo músicas, coros y danzas, procesionando a sus santos patronos, organizando muestras de desfiles de las milicias de Villa y Tierra, aderezando y limpiando calles. Cada elemento estaba perfectamente organizado y era de cuenta del Consistorio que la procesión desfilase por el recorrido tradicional sin sobresaltos y con cada elemento ornamental colocado en su lugar. El orden jerárquico inamovible fue aprobado en 1587.

Con la distinción de la parroquia de Santa María como más preeminente de la Villa en 1597, la misa anterior a la procesión pasó a celebrarse en ella así como el inicio del cortejo, cediéndose al templo ricos elementos de orfebrería y vestimentas litúrgicas para la ocasión. La procesión se abría con la cruz procesional de Santa María, seguida de la de El Salvador, San Juan y San Francisco. Por otro lado, a la cita acudían por orden del corregidor y del alférez milicias armadas procedentes de la Tierra que concurrían en La Corredera y realizaban un desfile militar hasta la Plaza y se añadían al cortejo. Mientras la misa anterior a la procesión tenía lugar, en El Salvador, concretamente en su tribuna y en el Rincón del Santo, se decían misas continuas en el exterior hasta un total de cuatro.

Una vez concluida la misa en Santa María, comenzaba la procesión propiamente dicha. El alférez y sus milicias recibían al Santísimo en la Puerta de los Osos y rendían su bastón ante él con varias genuflexiones, al igual que procedía a hacer el procurador o el representante del poder civil con el estandarte de Béjar flanqueado por los hombres de musgo, el antecedente de la ceremonia de banderas que hoy tiene lugar en la Plaza Mayor al finalizar la procesión.

Año tras año se pueden consultar en los libros de actas consistoriales los preparativos de cuenta del poder civil. Los detalles son muchos y muy ricos, y van cambiando a lo largo del tiempo, con añadidos y ausencias. Traemos a colación aquí una de estas anotaciones, concretamente la de 1614, que nos da una idea de la magnificencia de esta procesión:

«Acordaron que por cuanto esta villa tiene devoción y costumbre de que la procesión que se hace en cada un año del Santísimo Sacramento en el día del Corpus se haga con la mayor solemnidad y aparato que fuese posible, procurando sacar en la dicha procesión las insignias antiguas que esta villa suele sacar en cada un año y porque la dicha devoción y costumbre no se pierda, antes vaya en cada un año en más aumento, ordenaron la procesión que el día del Corpus de este presente año se ha de hacer en la forma siguiente=

El estandarte de esta Villa viene este año al estado de los hijosdalgo y lo ha de llevar Pedro de Oviedo, regidor del dicho estado como más moderno en el asiento=y han le de acompañar doce hombres armados con sus alabardas= los seis hombres armados dan los oficiales de barbería y tundidores=los cuatro hombres armados dan los mesoneros de esta villa y los cerrajeros dan otros cuatro hombres armados.

Ha de sacar el señor corregidor la Justicia la cual la representa un muchacho puesto a caballo vestido en hábito de mujer y decolorado, con una espada desnuda en la mano.

Han de acompañar a la Justicia dos salvajes cada uno de su estado con su maza al hombro y estos es costumbre inmemorial los saca este consistorio a su costa y para que salgan este año lo cometieron a Bernal Ramírez, regidor.

Han de sacar los fieles tras la justicia a San Miguel y puesto a caballo con su peso en la mano como es costumbre inmemorial.

El tesorero del duque, mi señor, ha de sacar a Santa Águeda puesta a caballo tras San Miguel como es costumbre.

Los panaderos han de sacar sus ramos de roscas que han de ir detrás de Santa Águeda y tras el ramo de los olleros como se acostumbra.

Los molineros han de sacar a San Pedro y San Pablo con sus insignias y han de ir a los lados de la cruz de San Juan.

Cometieron a Juan Muñoz de la Peña, regidor, y que se hagan prevenir a la cera e incienso que esta villa tiene devoción y costumbre de dar en cada un año que es dos velas de cera blanca para los ciriales que van en la procesión y toda la cera que se gasta en dos blandones desde que se pone el Santísimo Sacramento en la iglesia del Salvador y hasta que se encierra el día de la octava, y una libra de incienso en todo el octavario.

Es costumbre inmemorial que los procuradores generales de los dos estados de esta villa vayan aquel día en la procesión alumbrando al Santísimo Sacramento cada cual con su hacha por cuenta de esta villa. Acometieron al dicho Juan Muñoz prevenga las dichas hachas.

Es costumbre inmemorial que el escribano del consistorio, el público y el de ejecuciones de esta villa vayan aquel día alumbrando al Santísimo Sacramento cada uno con su hacha por su cuenta. Mandaron se le notifique salgan aquel día como están obligados so pena de tres mil maravedíes.

Es costumbre inmemorial que aquel día el aguacil mayor de esta villa saque una danza de espadas. Mandaron que se le notifique a Francisco Nieto, alguacil mayor que al presente es en esta villa, que para el día del Corpus de este presente año saque la dicha danza de espadas como está obligado so pena de tres mil maravedíes para la cera del Santísimo Sacramento y gastos de la procesión.

Es costumbre inmemorial que aquel día saque esta villa una tarasca. Cometieron a Juan Muñoz de la Peña, regidor, haga aderezar y sacar por cuenta de esta villa.

Cometieron a Francisco González, regidor, haga aderezar los gigantes y buscar a las personas que los lleven en la procesión del día del Corpus de este año y que el gasto que en ello hiciese le reparta entre los oficiales de los paños, porque por cuenta de este habrán de sacar la procesión los dichos gigantes.

Es costumbre inmemorial que los carpinteros de esta villa armen un trabuco en la Plaza de esta villa el dicho día del Corpus y para el de este presente año mandaron que se le notifique Antonio Hernández, carpintero, se arme y prevenga de pelotas so pena de mil maravedíes para la cera del Santísimo Sacramento y de diez días de cárcel.

Hacense el día del Corpus cuatro arcos triunfales, que el uno hacen los procuradores de la audiencia a la puerta de alcaicería, y el otro arco hacen los mercaderes de mercerías a la entrada de la Calle Mayor junto a la Plaza, y el otro arco hacen los sastres del ramo junto al Caño Comendador, y el otro arco hacen los oficiales y tejedores de la lencería a la salida de la Plazuela de la Corredera. Mandaron se le notifique a los dichos procuradores y mercaderes, sastres y tejedores hagan los dichos arcos para el día del Corpus de este año en los lugares y sitios acostumbrados […].

Y el portero de este consistorio ha de hacer llevar aquel día el palio de damasco blanco que esta villa tiene en casa de Bartolomé Galván, su mayordomo.

Asimismo tiene esta villa costumbre inmemorial de que todos los vecinos de los lugares de esta jurisdicción de treinta y dos concejos que han con sus anejos saludar con las armas que cada uno tiene a esta villa.»

Al llegar el siglo XVIII muchas de las figuras alegóricas, los gigantes y cabezudos, y los santos patronos dejan de salir, abreviando poco a poco la fiesta hasta llegar al siglo XIX, cuando la austeridad se va imponiendo en ella coincidiendo con la desaparición de los señoríos. Será a partir de entonces cuando la burguesía textil tomará las riendas de la procesión para que no desaparezca, siendo fundada la Real Abadía del Santísimo Sacramento en 1822. Con ella todos o casi todos los elementos de la fiesta barroca van desapareciendo, a excepción hecha de las vestimentas litúrgicas y la orfebrería, además de las sempiternas figuras de los hombres de musgo.

La procesión se mantendrá prácticamente igual durante los siglos XIX y XX. Abriendo el cortejo la cruz parroquial de Santa María, seguida del cortejo ordenado de los miembros de la Real Abadía del Santísimo Sacramento y los niños que acaban de tomar la Comunión ese año, además de los niños de las escuelas y los estandartes de comunidades e instituciones religiosas. Tras ellos el sacerdote portando la custodia bajo palio y detrás el concejal llevando la bandera de España flanqueado por los hombres de musgo. El recorrido se mantendrá inamovible con paradas a cada poco en los altares.

A finales del siglo XX y durante esos primeros compases del siglo XXI, la sociedad bejarana ha impulsado la recuperación de los elementos de la Fiesta Barroca, utilizando la singularidad de los hombres de musgo. Así en 1998 se concedió al Corpus de Béjar el título de Fiesta de Interés Turístico Regional, en 2010 la de Fiesta de Interés Turístico Nacional y en 2019 Fiesta de Interés Turístico Internacional. También el día de celebración ha cambiado. Hasta 1990 se emplazaba el Jueves de Corpus, trasladándose a partir de ese año al Domingo. Son muchos los detalles incorporados a la fiesta: desde los altares de las hermandades y cofradías, las alfombras de sal, la Tarasca y otros elementos de orfebrería y litúrgicos. Asimismo se le ha dado un mayor esplendor a la fiesta de la Octava, con misas celebradas en la iglesia de El Salvador cada uno de sus días, con relevancia de la pronunciada en rito hispano-mozárabe. Concluye el programa festivo con la misa y procesión de la Octava por los alrededores de la iglesia de El Salvador y la concurrencia de nuevo de las banderas y estandartes, con paso y parada por los altares alzados al efecto.

Distinciones

Declarada «Fiesta de Interés Turístico Regional» el 30 de junio de 1998.

Título de «Fiesta de Interés Turístico Nacional» a la fiesta «Procesión del Corpus», de Béjar (Salamanca) el 3 de mayo de 2010.

Resolución de 27 de mayo de 2019, de la Secretaría de Estado de Turismo, por la que se concede el título de Fiesta de Interés Turístico Internacional a la fiesta "Procesión del Corpus Christi", de Béjar (Salamanca).